Espanya i Catalans WEB - ¿En nombre del “pueblo catalán”?
Espanya i Catalans, Escritores:
Son muchas las veces en
las que uno se siente ninguneado al oír hablar a los gobernantes catalanes, al
ser costumbre que adopten una postura y actitud despectiva al referirse a los
que no estamos enfermos de su paranoia separatista.
A fuerza de monotonía y
aburrimiento, por regla general, esa displicencia pasa bastante desapercibida
para la mayoría, acostumbrada como está a las salidas de tono y el vergonzoso
proceder del supremacismo.
Pero, a pesar de la
existencia de un callo fornido tras muchos años de abusos prepotentes, parece
oportuna una queja ante esa conducta maleducada y denigrante, especialmente por
venir de personas públicas que deberían pensar en toda la población, sea o no
afín, puesto que la representación ostentada no debe diferenciar entre unos y
otros catalanes.
La alusión sesgada al
hablar del “pueblo catalán”, pensando que la parte es el todo, dando por
sentado que todos somos proclives a la enfermiza apuesta de ruptura, con la
máxima amabilidad y respeto diría que parece merecedora de cuidado psicológico
urgente.
Por todo ello, conviene
clarificar que no todo lo que paquetizan como “poble català” realmente le dora
la píldora y, muy al contrario, como nos sucede a más de la mitad de los
catalanes, nos sentimos denostados con esa grandilocuencia que pretende
justificar lo que, en realidad, sólo desea una minoría social.
Guste o no, una persona
como el abajo firmante también es parte del pueblo catalán. Así queda
acreditado por haber nacido en el centro de Barcelona.
Escueza o no, el opinar
de forma antagónica respecto a los que dirigen el entramado gubernamental de mi
comunidad no me exime, de ningún modo, como integrante de dicho colectivo.
Manifestar que siento
pena y vergüenza ante el fanatismo y la conducta violenta del “lacismo”, en su
afán por hacerse dueño de las calles de todos y prostituir a su criterio los
espacios públicos, tampoco es válido para descontarme.
Aborrecer ese fascismo
sustentado en una ilusión impostada e imposible que sólo existe en las mentes
retorcidas que viven de la basura televisiva de TV3, y resto de hábitat
mediático subvencionado, es lo lógico cuando se es realmente demócrata y
defensor de la vigencia de las reglas de juego constitucionales.
Tener una opinión clara
y contundente respecto de lo que merecen los golpistas, cuestionando el servil
comportamiento de los gobernantes nacionales que actúan como rehenes de esas
malas compañías, no debe tenerse en cuenta a la hora considerarme o no como
catalán.
Quejarme ante la
injusticia de posibles e insultantes indultos o, como pretenden, fallos
judiciales carentes de penas, juzgándose casos de rebelión con violencia
implícita que podría haber derivado en un conflicto de dimensiones
desconocidas, también debe ser neutro.
Reclamar al Estado que
no debe permitir la humillación y el chantaje, ante las evidentes presiones
para que los fallos judiciales sentencien a gusto del separatismo, es algo que
debemos plantear activamente todos los que somos leales a España y legales, sin
que esa actitud cuerda sea causa de omisión a la hora de contabilizar.
Pedir la implicación de
todos españoles para que apoyen políticas que eviten a futuro situaciones de
este tipo, respaldando gobiernos de España que defiendan la nación que
representan sin contar con los que la quieren romper es, sencillamente,
coherente y necesario.
Y, acabo, plantear la
posibilidad de estudiar estas conductas delictivas como causa de prisión
permanente revisable, al atentar a los preceptos base de nuestra Constitución y
ser potencial detonante de enfrentamientos que podrían llevar a un drama social
es, quizás, más que sensato y deseable.
De hecho…¿quién asegura
que no habrá reincidencia y, por tanto, riesgo evidente para los millones de
personas que, siendo parte del pueblo catalán, somos excluidos cuando ellos lo
citan?
Por Javier Megino
Publicado en El Catalán
Informa El Rincón de Góngora
GóngoraNs