Despotismo, por Ana Torrijos
Espanya i Catalans, escritores:
No cabe esa trivial
postura en partidos con el compromiso de gobernar dentro de la ley. Sólo es
posible en organizaciones nacidas para destruir el sistema actual, sean
doctrinarias de izquierda o nacionalistas secesionistas. Estas tendencias
extremistas no nacen de la nada, todo lo contrario surgen de las aulas y de los
medios de comunicación. Ahí está el germen del poder para destruir el Estado
(…). La libertad y la democracia pueden existir si las instituciones las
garantizan y si se respeta la ley. El permitir la arbitrariedad de no cumplir
esta sagrada afirmación, los derechos de todos los ciudadanos estarían
amenazados. Barcelona (España), lunes 12 de noviembre de 2018. Fotografía: CONGRESO D ELOS DIPUTADOS 8MADRID) ESPAÑA, 01.03.2016.
El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez durante su intervención en la
cámara baja española. Efe
Esta sentencia ha de estar presente en
cada uno de los lugares en los que actua un miembro de la sociedad, cualquier
individuo, un responsable de la vida pública, un relator de los acontecimientos
diarios, un docente, un profesional de la banca, todo el que forme parte del
colectivo nacional. La democracia no está en exclusiva en manos de los que
ocupan cargos en los distintos órganos políticos, el resto de los ciudadanos
están también obligados a potenciar y acatar los resortes constitucionales. A
estas alturas del devenir democrático una erosión continuada se extiende en el
entramado de los tres poderes del Estado. Es notorio lo que está ocurriendo y
es difícil negarlo. Se necesita profundizar en la independencia del poder
judicial, del legislativo y del ejecutivo. El sistema está viciado, clama una
modificación, un cambio.
El poder judicial, en entredicho en los
últimos acontecimientos, con errores que han podido minar su credibilidad, debe
predisponerse a asumir una elección democrática de sus órganos. Puestos de
libre elección, sin interferencia de la clase política.
El poder legislativo no puede estar amordazado, cada uno de su miembros tiene que ser libre en el momento de votar, se requiere que al posicionarse en los debates, no esté obligado a seguir sin replica alguna las ordenes del partido. Listas abiertas, no realizadas por la cúpula de la organización, es la regla a seguir y facilitaría que cada diputado, cada concejal, cada senador respondiera ante los electores y se sintiese obligado a aproximarse a ellos, a pisar la calle, visitar los barrios y compartir el vivir diario.
El poder legislativo no puede estar amordazado, cada uno de su miembros tiene que ser libre en el momento de votar, se requiere que al posicionarse en los debates, no esté obligado a seguir sin replica alguna las ordenes del partido. Listas abiertas, no realizadas por la cúpula de la organización, es la regla a seguir y facilitaría que cada diputado, cada concejal, cada senador respondiera ante los electores y se sintiese obligado a aproximarse a ellos, a pisar la calle, visitar los barrios y compartir el vivir diario.
El poder ejecutivo, tanto el nacional
como el de las comunidades autónomas, deben ser responsables del juramento
hecho ante la Constitución y no con el latiguillo que algunos emplean “por
imperativo legal”. Desde ese privilegiado puesto que los votos les han dado, no
han de saltarse las pautas que requiere cualquier decisión. El sufragio de los
ciudadanos que creen en la convivencia y en la legalidad, no puede ser
adulterado por unos piratas, por unos corsarios que asaltan con violencia las
instituciones y la vida tranquila de la ciudadanía.
La situación quebradiza de la Nación
Española es muy delicada, muy tensa, provocada por el ruin comportamiento de
muchos trepadores, extremistas y traidores a los principios de la democracia.
¿Qué tiene que suceder para que nos
percatemos de que se quiere dinamitar las Instituciones?
Aunque lo peor es que se pretende
dilapidar todo el esfuerzo que durante tantos años los españoles han realizado en
sus trabajos, en sus vidas privadas, en las escuelas donde matriculan a sus
hijos. No cabe esa trivial postura en partidos con el compromiso de gobernar
dentro de la ley. Sólo es posible en organizaciones nacidas para destruir el
sistema actual, sean doctrinarias de izquierda o nacionalistas secesionistas.
Estas tendencias extremistas no nacen de la nada, todo lo contrario surgen de
las aulas y de los medios de comunicación. Ahí está el germen del poder para
destruir el Estado.
Estamos confundiendo la libertad de
cátedra con el bochornoso atropello de la dignidad de un niño, la libertad de
expresión con el destructivo sermón de las múltiples “capillitas” montadas en
radios, televisiones e informativos periodísticos. Capillitas mantenidas con
dinero público y eso es lo más delirante, el dinero salido del esfuerzo de los
ciudadanos, que en vez de ser destinado a los servicios sociales básicos, se
invierten en medidas demagógicas injustas o en propaganda para difundir mini
naciones inexistentes; naciones diseñadas desde los despachos de familias
políticas depredadoras de todos los valores, con el único propósito de engrosar
su patrimonio; rapiñas groseras asentadas en los puestos del poder, y lo más
peligroso, dispuestas a lanzar el montaje de unos estados totalitarios o
doctrinarios, aderezados con la teoría estalinista o identitaria.
El despotismo, abuso de poder, de fuerza
hacia los demás, se está asentando. El señor Pedro Sánchez en los pocos meses
de gobernabilidad, de una manera desaforada ha hecho uso del decreto-ley que
está recogido en la Constitución “en caso de extraordinaria y urgente
necesidad… y que no podrán afectar al ordenamiento de las instituciones básicas
del Estado”. Si asumimos en profundidad el redactado, cuestionaríamos la última
decisión tomada a primeras horas de la mañana, a micrófono abierto, ante la
sentencia del Tribunal Supremo sobre el pago del impuesto hipotecario a
elevarlo a escritura pública. Pero también es sorprendente que al capitanear el
voto de censura contra el señor Rajoy, lo hiciera con la intención de convocar
elecciones lo más rápido posible y ahora ya no sólo no lo hace sino que está
preparando una reforma educativa. Un plan de estudios serio, de calidad y
duradero requiere tomar un tiempo prudencial de consultas con los cuerpos
docentes, con las fuerzas políticas constitucionalistas, con los colegios
profesionales, además de otras premisas muy necesarias. Pero este enfoque que
nos vaticinan, se ceba en contra de la libertad de los padres para elegir el
tipo de colegio que desean para sus hijos, en relegar la religión o la ética,
en ampliar el contenido del estudio de la memoria histórica, aberrante en su
mismo nombre y hasta se llega a deslizar la posibilidad de conseguir el título
de bachillerato sin el aprobado de todas las asignaturas.
En el periodo democrático la educación
ha sufrido demasiadas reformas y concretamente en la primera legislatura de un
gobierno socialista, empezó una deriva a la mediocridad. Primó tener menos
jóvenes en espera de trabajo porque podía traer conflictos si con sus políticas
económicas no se lograba crear los necesarios puestos laborales, y en su lugar
se les ofreció un plan educativo de baja calidad que no primaba el esfuerzo y
la valía, dirigido casi en exclusiva al bachillerato y a la universidad,
olvidando una buena reforma atrayente y enfocada a los estudios profesionales,
que es lo que hay en todos los paises desarrollados.
Despotismo desde el Ejecutivo y de ahí
un paso a sellar la libertad democrática.
Ana María Torrijos
Escritora en Espanya i Catalans
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